El videojuego como práctica de reflexión en el aula

En la actualidad, nos encontramos inmersos en la era de la información y del conocimiento. Ustedes, las nuevas generaciones de jóvenes viven rodeadas de tecnología, y entre ellas, los videojuegos ocupan un lugar cada vez más relevante en el proceso de re-creación de la realidad, la formación de pensamiento, y sobre todo de acceso a las nuevas dinámicas comunicativas del mundo contemporáneo que se encuentran por fuera de la institución escolar.

El docente debe acompañar el aprendizaje que se hace desde las TICs
El empleo de videojuegos en el aula  fortalece la cooperación e interacción.

Es por ello que la escuela, en su preocupación por conocer y reconocer las demandas culturales juveniles y sus modos de apropiación de los lenguajes de las tecnologías de la información, ha pensado en pasar de una visión instrumental de las TIC a una visión cultural, social y política donde se reconoce esta cibercultura como un dispositivo de conocimiento que puede ser aprovechado en el aula para aprender a compartir información, a colaborar en redes, a participar de otros modos de interacción y a configurar  nuevas y cambiantes sensibilidades e identidades en la sociedad.

Sin embargo, el interés radica en la preocupación que  existe entre los educadores, investigadores, psicólogos, sociólogos, padres y otros profesionales respecto de una posible influencia nociva en el desarrollo de los niños y adolescentes, así como en la forma en que estas TICS plantean grandes posibilidades educativas y reeducadoras.


Con todo, se está pasando de ver al videojuego como un instrumento creado exclusivamente para el entretenimiento y el ocio para entenderlo como un lenguaje que, si se le recepciona de forma crítica y reflexiva, permite la formación de sujetos autónomos, capaces de participar en la lógica de creación y de inteligencia desde abajo, no centralizada, cooperativa y opuesta a los modelos unificados, verticales y autoritarios así como en la creación de nuevos modelos de vida y de mundos posibles con potencial cultural, social y político de intercambio, de inteligencia colectiva, conectiva y de interacción subjetiva como forma de empoderamiento, formación integral humana y, en definitiva, como modo perder el miedo al otro (por su diferencia).

Los padres deben acompañar este cambio de estructuras.
El docente debe cultivar este conocimiento socio-técnico.

Notas y referencias

[1] BARBERO, Jesús Martín. La razón técnica desafía a la razón escolar. Noveduc, Buenos aires, Primera edición, octubre de 2006.

[2] RUEDA, Rocío. Tecnologías y escuela: por una pedagogía de(co)constructora de mundos posibles. Noveduc, Buenos aires, Primera edición, octubre de 2006.

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