No es nuevo decir que todo comunicante intenta lograr a través de su discurso que el sujeto interpretante se identifique plenamente con un destinatario ideal. Para lograrlo tiene que hacer uso de determinadas estrategias de carácter discursivo que dependen exclusivamente de su voluntad. Algunas de ellas son:
La mentira, la cual consiste en dar voluntariamente a un interlocutor una visión de la realidad diferente a la que uno mismo tiene como verdadera con el propósito de ejercer en él una influencia que modifique sus opiniones o su comportamiento.
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La mentira proporciona una visión de la realidad diferente a la que uno mismo tiene como verdadera. |
La ironía es una contraverdad que tiene lugar cuando lo dicho explícitamente en un enunciado se halla desmentido por una información situacional o contextual implícita, imposible de desconocer por parte de los interlocutores.
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La ironía como expresión gráfica. |
El discurso de la provocación busca efectos psicológicos que originen un cambio de conducta en el interpretante, puesto que toca sus sentimientos morales, políticos, intelectuales, estéticos, etc. El objetivo de la provocación es, por lo tanto, suscitar emociones e inducir a la acción, es decir, a la realización de actos específicos.
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La provocación busca un cambio de conducta. |
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La provocación incita la reflexión. |
Notas y referencias
[1] ESCAMILLA MORALES, Julio. De la mentira y otras estrategias discursivas. ARTICULO DE REVISTA. Parte de, Glotta Vol.2 #2, 1987, página 8.
Actividad: En base a lo anterior, observe las siguientes viñetas y responda, ¿qué tipo de estrategias discursivas utilizan? ¿con qué intencionalidad se usan esas estrategias? Comparta con sus compañeros un enlace que lleve a una situación similar.
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